<html>
<body>
<font size=3><br>
</font><font size=4><b>URGENTE MANIFESTACIÓN MUNDIAL EN SOLIDARIDAD CON
LOS PALESTINOS EN JERUSALEN<br>
SABADO, 17 DE OCTUBRE, 16H<br>
ANGEL DE INDEPENDENCIA, MEXICO, D.F.<br><br>
</font><font size=3>evento de la página en FB: <br>
<a href="https://www.facebook.com/events/640636229412010/" eudora="autourl">
https://www.facebook.com/events/640636229412010/<br>
</a></b>(Para invitar a tus amigos a la manifestación:<br>
En la columna de la derecha, dice INVITAR A AMIGOS. Te salen <br>
invitaciones individuales y algunas sugerencias, pero abajo de esa <br>
lista, dice "Elegir de mi lista de amigos". Dar click ahi. Te
vienen <br>
los amigos registrados por clasificación en un menú de la izquierda,
<br>
selecciona la clasificación o los nombres que quieres y luego <br>
"seleccionar todos")<br><br>
<b>página de FB de la Corsopal:<br>
</b>
<a href="https://www.facebook.com/Palestina-M%C3%A9xico-Corsopal-584099111687883/" eudora="autourl">
https://www.facebook.com/Palestina-M%C3%A9xico-Corsopal-584099111687883/<br>
<br>
<br>
</a>----------------------<br>
Palestina<br><br>
Una rebelión ninguneada <br><br>
Que la causa palestina tiene mala prensa no es novedad. Por acción o
<br>
por omisión, los palestinos siempre pierden frente al relato sionista
<br>
dominante. Cuando su resistencia es pacífica se los ignora y olvida.
<br>
Cuando la opresión estalla en reacciones violentas, se presenta esa <br>
violencia como la causa de la nueva crisis.<br><br>
María Landi<br><br>
<br>
“Somos el único pueblo en el mundo al que se le exige garantizar la <br>
seguridad de su ocupante, mientras Israel es el único país que <br>
pretende defenderse de sus víctimas.”<br><br>
Hanan Ashrawi, legisladora palestina y miembro de la Olp.<br><br>
“Los jóvenes palestinos no salen a asesinar judíos por el hecho de ser
<br>
judíos, sino porque somos sus ocupantes, sus torturadores, sus <br>
carceleros, los ladrones de su tierra y de su agua, los que destruyen
<br>
sus hogares, los que los expulsan al exilio, los que obstruyen su
horizonte.”<br><br>
Amira Hass, periodista israelí.<br><br>
Para los medios occidentales la historia empieza siempre con el primer
<br>
israelí agredido. La noticia inmediatamente da vuelta al orbe y los <br>
adjetivos sobre el terrorismo palestino –nunca el israelí– se <br>
multiplican profusamente. Antecedentes, causas y contexto brillan por
<br>
su ausencia, y se difunde el relato israelí en lugar de los
hechos.<br><br>
La periodista Amira Hass escribió en estos días: “La guerra no empezó
<br>
el jueves pasado; no empieza con las víctimas judías ni termina cuando
<br>
no hay judíos asesinados. Los palestinos y palestinas están luchando
<br>
por su vida, en el pleno sentido de la palabra. Nosotros los judíos y
<br>
judías israelíes estamos luchando por nuestro privilegio como nación
<br>
de amos, en el más horrible sentido del término. (…) Que notemos que
<br>
hay una guerra en curso sólo cuando se asesina a personas judías no <br>
elimina el hecho de que los palestinos están siendo asesinados todo el
<br>
tiempo, y que todo el tiempo hacemos todo lo que está en nuestro poder
<br>
para que su vida sea insoportable”.<br><br>
Esa lógica perversa tiene su origen en la habilidad del discurso <br>
sionista para presentar a Israel como la víctima, y llega al paroxismo
<br>
surrealista en coyunturas como la del año pasado en Gaza, donde aun <br>
después de que Israel bombardeó y asesinó a 2.200 personas (550 de <br>
ellas menores de edad), los medios occidentales seguían culpando de la
<br>
masacre a los inofensivos cohetes de Hamas.<br><br>
Quienes conocemos de cerca la intolerable realidad cotidiana de un <br>
pueblo que vive sin absolutamente ningún derecho, a merced de la <br>
violencia impune –física y estructural– del poder ocupante, sabemos,
<br>
como dijo el periodista Gideon Levy, que “Hasta Mahatma Gandhi <br>
comprendería las razones de este estallido de violencia palestina. (…)
<br>
La pregunta es por qué no estalla con mayor frecuencia”.<br><br>
Jugando con fuego<br><br>
Razones para la actual ola de violencia que recorre Cisjordania <br>
sobran. En particular en Jerusalén, donde las políticas brutales de <br>
limpieza étnica dejan a la población palestina más vulnerable a las <br>
expulsiones y demoliciones. Sin embargo, la principal causa del <br>
estallido es un factor subjetivo poderoso: las reiteradas incursiones
<br>
y ataques vandálicos de colonos y policías israelíes a la mezquita de
<br>
Al Aqsa, que se suceden casi sin interrupción desde hace un año. Al <br>
Aqsa es el principal sitio sagrado en Palestina (y el tercero para el
<br>
islam en el mundo), y es parte esencial de la identidad nacional <br>
palestina, incluso para la población no musulmana (recordemos que allí
<br>
se inició en 2000 la anterior Intifada). Las autoridades israelíes, en
<br>
lugar de cuidar el delicado equilibrio de ese lugar tan sensible, han
<br>
estado permitiendo las incursiones y agresiones judías al tiempo que
<br>
prohíben a la población musulmana acceder a su lugar santo. Una se <br>
pregunta qué harían los medios occidentales si en otro país las <br>
autoridades prohibieran a la población judía entrar a su principal <br>
sinagoga mientras dejaran que hordas musulmanas cometieran en ella <br>
actos de vandalismo.<br><br>
El activista palestino Jamal Juma (coordinador de la campaña contra el
<br>
muro) señaló que la diferencia más visible con las anteriores <br>
Intifadas es el papel que ahora están jugando los colonos israelíes en
<br>
los ataques: “La población colonial se ha convertido en una milicia <br>
bien armada y organizada e ideológicamente motivada. Merodean por los
<br>
pueblos palestinos y atacan a sus habitantes en las calles e incluso
<br>
en sus hogares. Desde la horrenda acción de quemar vivo al joven <br>
Mohammed Abu Jdeir en Jerusalén, hasta el reciente ataque incendiario
<br>
en el hogar de los Dawabsha (donde murieron tres de sus integrantes),
<br>
los colonos han perpetrado ataques terroristas contra los palestinos.
<br>
Israel apoya a esta milicia fanática para que lleve a cabo la parte <br>
más sucia de la agresión y represión en Cisjordania”.<br><br>
Los medios occidentales son igualmente sordos a la constante <br>
incitación a la violencia y al odio racial que practican los <br>
dirigentes políticos israelíes. “La única democracia de Oriente Medio”
<br>
es un país donde los ministros exhortan a la población judía a salir a
<br>
la calle armada y matar a los árabes; donde el primer ministro pide al
<br>
procurador general que se autorice el uso de rifles de francotirador
<br>
contra los árabes que tiran piedras, y el parlamento vota leyes para
<br>
penar ese delito con 20 años de prisión (siempre y cuando sean <br>
palestinos; los colonos judíos pueden tirar piedras con total <br>
impunidad); y donde el Ejecutivo anuncia que los árabes con ciudadanía
<br>
israelí detenidos por “actos terroristas” no tendrán derecho a <br>
defensoría pública y serán despojados de dicha ciudadanía.<br><br>
Un país donde el Estado reduce a escombros las viviendas de los <br>
palestinos acusados de actos “terroristas”, castigando colectivamente
<br>
a una familia entera (siempre numerosa y llena de niños), pero deja <br>
impunes los crímenes cometidos por los colonos judíos (hasta hoy “no
<br>
se ha encontrado” a los culpables de quemar viva a la familia Dawabsha
<br>
en julio pasado).<br><br>
¿La Intifada de los cuchillos? <br><br>
La actual revuelta está protagonizada por adolescentes y jóvenes y no
<br>
tiene dirección organizada (al margen incluso de los dos grandes <br>
partidos, Fatah y Hamas). La juventud se ha levantado por encima de <br>
divisiones políticas y geográficas, sin esperar el acuerdo de unidad
<br>
que los partidos fracasaron en alcanzar. Además de la lluvia de <br>
piedras, el arma “novedosa” que algunos solitarios están empleando es
<br>
el cuchillo. Los jóvenes atacan sabiendo que serán inmediatamente <br>
ejecutados por la policía.<br><br>
Quienes salen a apuñalar no son inadaptados sociales o violentos. Su
<br>
conducta suicida es el acto desesperado de quien ha perdido toda <br>
esperanza, no tiene a quién recurrir para reclamar el más elemental de
<br>
sus derechos y siente que no hay horizonte ni líderes a quienes seguir
<br>
en la lucha de liberación. Es la generación que creció a la luz de la
<br>
farsa de Oslo y su proceso de paz, viendo cómo cada día los israelíes
<br>
avanzaban en el despojo sistemático, mientras los dirigentes corruptos
<br>
se construían mansiones cerca de donde brotaban nuevas colonias en <br>
tierras robadas. Lo resumió la parlamentaria palestina Hanin Zoabi: <br>
“Los apuñalamientos que vemos todos los días son expresión individual
<br>
del sentimiento de frustración y desesperanza. Los ataques cesarán <br>
cuando los jóvenes encuentren colectivamente una forma mejor de
resistir”.<br><br>
Los cuchillos son reales, pero también imaginarios. En la demencia que
<br>
se ha apoderado de la sociedad israelí cualquier persona palestina <br>
puede ser abatida simplemente porque a alguien le pareció que portaba
<br>
un arma o representaba una amenaza, o por puro odio racista (choferes,
<br>
periodistas y comerciantes han sido agredidos por ser árabes). Incluso
<br>
dos israelíes fueron apuñalados porque sus compatriotas los <br>
confundieron con árabes. La ejecución extrajudicial se ha vuelto el <br>
modus operandi para “neutralizar” el peligro árabe, mientras los <br>
israelíes que cometen actos similares son eficazmente desarmados por
<br>
las fuerzas del orden.<br><br>
En contraste con la hipérbole mediática sobre la violencia palestina,
<br>
los videos que circulan por las redes sociales muestran la otra cara
<br>
de lo que está pasando en las calles: soldados que ametrallan a una <br>
palestina de 18 años en un checkpoint de Hebrón después de gritarle <br>
órdenes en hebreo que ella no entendía; policías que matan a un joven
<br>
desarmado de 19 cuando huía de una horda enardecida, sólo porque los
<br>
perseguidores gritan que intentó apuñalar a alguien y piden que lo <br>
maten; una mujer que es abatida en una estación de buses mientras <br>
levanta los brazos mostrando que no está armada; un chico de 12 años
<br>
desangrándose en la calle, muerto de terror, mientras los transeúntes
<br>
le gritan: “¡Muere, hijo de puta!” (el día después de que su primo fue
<br>
asesinado por un conductor israelí que deliberadamente le pasó por <br>
arriba); otra joven que es asesinada porque reaccionó con violencia <br>
cuando un colono judío quiso arrancarle la hijab.<br><br>
Futuro incierto<br><br>
En la primera quincena de octubre ya van nueve personas israelíes y 30
<br>
palestinas asesinadas –y miles heridas, algunas de gravedad–. De las
<br>
30, 11 cometieron hechos de violencia y nueve fueron muertas en Gaza:
<br>
siete por francotiradores cuando protestaban pacíficamente cerca de la
<br>
valla de seguridad, y una mujer embarazada y su hijita de 2 años <br>
cuando un misil israelí destruyó su casa.<br><br>
No se sabe aún el alcance, duración u orientación que tendrá el <br>
alzamiento espontáneo que recorre Cisjordania. Parece claro, no <br>
obstante, que marca el final de un ciclo tras 20 años de fracasos: el
<br>
del proceso de paz iniciado con los Acuerdos de Oslo y llevado <br>
adelante por la deslegitimada Anp. Esta Intifada parece ser también <br>
contra ella, que nunca ha dejado de cooperar con Israel para quebrar
<br>
cualquier atisbo de resistencia armada, empleando para ese fin las <br>
fuerzas de seguridad palestinas (las únicas que hoy constituyen en <br>
Cisjordania una fuerza armada organizada y que jamás se han enfrentado
<br>
a las israelíes).<br><br>
La sociedad palestina hoy está fragmentada, oprimida y asfixiada como
<br>
nunca por el gobierno más fascista que ha tenido Israel en toda su <br>
historia, y traicionada por dirigentes que hicieron de colaborar con
<br>
el ocupante su modus vivendi. Si hay una esperanza, está en el <br>
creciente movimiento nacional y global de Boicot, Desinversión y <br>
Sanciones (Bds), al que adhieren casi 200 organizaciones de la <br>
sociedad civil palestina.<br><br>
Estos días el Bds ha lanzado un llamado a la acción para que la <br>
solidaridad con la causa palestina se exprese a través de medidas <br>
efectivas que contribuyan al aislamiento internacional de Israel. Por
<br>
otro lado, el pueblo palestino tiene un arma poderosa que todavía no
<br>
ha empleado: una campaña masiva de boicot dentro del territorio <br>
palestino –que tendría sin duda un alto costo para una población que
<br>
depende totalmente de los productos y la moneda israelíes– podría <br>
tener un efecto devastador para la economía israelí, considerando que
<br>
el palestino es su segundo mercado. El tiempo dirá si la sociedad <br>
palestina es capaz de asumir el desafío.<br><br>
Por su parte, Jamal Juma afirma: “Todo el contexto político, social y
<br>
económico está preparando a la población palestina para este <br>
levantamiento. (…) Los jóvenes son los protagonistas en esta rebelión.
<br>
Con cada oleada de protestas están construyendo nuevas estructuras de
<br>
base de la resistencia. (…) La pregunta correcta no es si se producirá
<br>
una tercera Intifada, sino si será lo suficientemente fuerte para que
<br>
dure. El factor decisivo es el proyecto colonial de asentamientos de
<br>
Israel. Incluso en ausencia de un liderazgo palestino eficaz, si los
<br>
colonos y su Estado continúan atacando al pueblo palestino, más <br>
temprano que tarde veremos el surgimiento de una Intifada total <br>
construida sobre la organización popular”.<br><br>
<br>
----------------------------------------------------------------------<br>
----------<br><br>
Carta desde la prisión<br><br>
Paciencia palestina<br><br>
“Nos pidieron que fuéramos pacientes y lo fuimos, ofreciendo una <br>
oportunidad tras otra de alcanzar un acuerdo de paz. Quizá sea útil <br>
recordar al mundo que nuestras privaciones, el exilio, las expulsiones
<br>
forzadas y la opresión han durado casi 70 años. Somos el único asunto
<br>
que perdura en la agenda de la Onu desde su fundación. Nos dijeron que
<br>
si recurríamos a medios pacíficos y a canales diplomáticos <br>
recibiríamos el apoyo de la comunidad internacional para poner fin a
<br>
la ocupación. Y sin embargo, la comunidad internacional ha sido <br>
incapaz de poner en marcha una estructura internacional para aplicar
<br>
el derecho internacional y las resoluciones de la Onu, ni de aplicar
<br>
medidas efectivas que hagan posible la rendición de cuentas, incluidos
<br>
el boicot, el retiro de inversiones y las sanciones, que jugaron un <br>
papel clave para poner fin al régimen de apartheid en Sudáfrica.<br><br>
Me uní a la lucha por la independencia palestina hace 40 años y fui <br>
encarcelado por primera vez con 15 años. Eso no me impidió reclamar la
<br>
paz a partir del derecho internacional y las resoluciones de la Onu.
<br>
Pero he visto a Israel, la potencia ocupante, destruir de forma <br>
metódica esta posibilidad año tras año. He pasado 20 años de mi vida
<br>
en cárceles israelíes, incluidos los últimos 13 años, y todo este <br>
tiempo me ha convencido de esta verdad inalterable: el último día de
<br>
ocupación será el primer día de paz. Aquellos que buscan lo segundo <br>
necesitan actuar para que pueda producirse lo primero.<br><br>
(Fragmento de la carta enviada desde la cárcel por el preso político
<br>
Marwan Barghuti.)<br><br>
<br>
tomado de:<br><br>
Brecha, Montevideo, 16-10-2015<br>
<a href="http://brecha.com.uy/" eudora="autourl">http://brecha.com.uy/</a>
</font></body>
</html>