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<body bgcolor="#FFFFFF" text="#000000">
<p><font size="+3"><tt>Manifestación de apoyo a la Revolución
Bolivariana<br>
Martes, 4 de abril<br>
12h.<br>
Embajada de Venezuela<br>
Schiller 326, Metro Polanco, CDMX<br>
(entre Horacio y Masaryk)<br>
Coordinadora Mexicana de Solidaridad con Venezuela<br>
<br>
evento en Facebook:<br>
<a class="moz-txt-link-freetext" href="https://www.facebook.com/events/879792672162469/">https://www.facebook.com/events/879792672162469/</a><br>
<br>
------------------------------<br>
(tomado de La Jornada, domingo, 2 de abril de 2017<br>
<a class="moz-txt-link-freetext" href="http://www.jornada.unam.mx/2017/04/02/opinion/022a1mun">http://www.jornada.unam.mx/2017/04/02/opinion/022a1mun</a> )<br>
<br>
<br>
¿Golpe de Estado en Venezuela? Más bien se trata de evitarlo<br>
Marcos Roitman Rosenmann<br>
<br>
Mientras se urde el plan para dar la puntilla al orden
constitucional <br>
en Venezuela, se hacen públicas las conversaciones mantenidas
entre el <br>
almirante Kurt Tidd, a la sazón comandante en jefe del U.S.
Southern <br>
Command, con sede en Miami, y el actual secretario general de
la OEA, <br>
en enero de 2016, Luis Almagro. El objetivo es coordinar la
acción de <br>
los organismos regionales con un fin: dinamitar el poder
legítimo del <br>
gobierno encabezado por Nicolás Maduro. Servicios de
inteligencia, <br>
organizaciones no gubernamentales, corporaciones privadas de <br>
comunicación, prensa radio, televisión y redes sociales deben
entrar <br>
en sincronía y asestar el golpe definitivo. ¿Cuál? Inaugurar
un Estado <br>
paralelo, encabezado por el Parlamento, en manos de la
oposición. La <br>
labor inmediata: sentar las bases para hacerlo viable. La
estrategia: <br>
tensionar el Poder Judicial, desacreditar sus resoluciones,
obligar al <br>
gobierno a tomar medidas de excepción y, de esa manera,
justificar la <br>
intervención para salvaguardar, curiosamente, el orden
constitucional.<br>
<br>
El centro de maniobras es la embajada de Estados Unidos en
Caracas. <br>
Allí se han reunido, infinidad de veces, los partidos de la
MUD. Sus <br>
salones son un hervidero de reuniones. Militantes, empresarios
y <br>
banqueros acuden a recibir instrucciones. Agentes con destino
en <br>
América Latina viajan expresamente a vigilar su desarrollo. El
<br>
contacto es Tenny Smith, militar de alto grado, perteneciente
a la <br>
agencia de inteligencia para la Defensa, y Rita Buck Rico,
adscrita a <br>
la sección de asuntos políticos de los servicios exteriores.<br>
<br>
El tiempo corre, se busca dar un golpe de efecto a escala
global. <br>
Durante 2016 y los meses transcurridos de 2017 se acelera la
campaña <br>
internacional de las esposas y dirigentes del MUD pidiendo la
libertad <br>
de Leopoldo López y otros, condenados por sedición y ser los <br>
responsables políticos del asesinato de 43 venezolanos durante
las <br>
acciones conocidas como La salida.<br>
<br>
Los viajes financiados por demócratacristianos, liberales y <br>
conservadores, entre otros, dan visibilidad a sus
pretensiones. Las <br>
delegaciones han sido recibidas por alcaldes, parlamentarios e
<br>
instituciones en Europa y América Latina. España se convierte
en la <br>
sede exterior para las maniobras inaugurando una emisora de
radio y <br>
televisión, financiada con donaciones generosas de PSOE, PP, <br>
Ciudadanos, PNV, Convergencia de Cataluña y otros. Ex
presidentes de <br>
gobierno se suman a la trama. José María Aznar, Felipe
González, César <br>
Gaviria, Uribe, Ricardo Lagos. Es la excusa para que tomen la
palabra <br>
gobernantes en activo, como el peruano Pedro Pablo Kuczynski.
Iniciada <br>
la cruzada, le siguen Michel Temer, en Brasil; Mauricio Macri,
en <br>
Argentina, y Enrique Peña Nieto, en México. Así se crea una
atmósfera <br>
putrefacta, reforzada después del triunfo de Donald Trump. El
<br>
liderazgo de todas esas maniobras será cedido cortésmente al
gobierno <br>
de Peña Nieto.<br>
<br>
Mientras tanto se prepara una campaña interna, cuyo eje es el
<br>
Parlamento, hoy en manos de la oposición, que solicita la
intervención <br>
extranjera, negándose a cumplir su función legislativa, que
es: <br>
promulgar y desarrollar leyes. La maniobra tiene como
finalidad <br>
transformar la Asamblea Nacional en Poder Ejecutivo.<br>
<br>
Luis Almagro, a la sazón secretario general de la OEA, es el
elegido <br>
para dar credibilidad al plan y transformar dicha acción en
objetivo <br>
democrático. La fecha acordada: la celebración en marzo de
2017 de la <br>
reunión de la OEA. En ella se pediría aplicar la Carta
Democrática, <br>
suspendiendo a Venezuela como país miembro, recordando un acto
similar <br>
al acontecido con Cuba en 1962. Almagro, fiel corre, ve y dile
del <br>
gobierno de Estados Unidos, desplegó toda su fuerza, junto con
el <br>
representante de México, Luis Alfonso de Alba Góngora, a quien
se <br>
atribuye el liderazgo del llamado grupo de los 15 países <br>
injerencistas. El objetivo: la firma de un documento que
incluyera las <br>
tres demandas planteadas por la MUD, en complicidad con la OEA
y el <br>
Comando Sur, para hacer caer el gobierno de Nicolás Maduro,
fijar <br>
calendario electoral, liberar a los presos políticos y
respetar las <br>
decisiones de la Asamblea Nacional.<br>
<br>
La solicitud de condena, desaprobación y aplicación de
sanciones, <br>
entre ellos bloqueo, aplicación de la Carta Democrática y
suspensión, <br>
bajo el pretexto de evitar una crisis humanitaria, fracasó <br>
estrepitosamente. Las presiones de Estados Unidos y Almagro no
dieron <br>
resultado. La declaración final supuso en realidad un
reconocimiento <br>
al diálogo emprendido por el gobierno legítimo de Nicolás
Maduro. Este <br>
traspié acelera el tiempo de la sedición. Ahora se pasa
directamente a <br>
desconocer el orden constitucional, negándose, la Asamblea
Nacional, <br>
en manos de la oposición, a cumplir con las sentencias del
Tribunal <br>
Supremo de Justicia y, de paso, bloquear las decisiones que
competen <br>
al Poder Ejecutivo. Ese es el fondo de la controversia. No hay
golpe <br>
de Estado, hay desacato de la Asamblea Nacional, en manos de
la MUD. <br>
Autoinhabilitada para cumplir su función legislativa, el Poder
<br>
Ejecutivo se ve obligado a tomar sus funciones, mecanismo
democrático <br>
establecido en la Constitución Bolivariana. El resto es teatro
<br>
mediático, escenificación y llamado a la desestabilización
democrática <br>
por los diputados que han traicionado a su país pidiendo la <br>
intervención extranjera.<br>
</tt></font><br>
</p>
</body>
</html>