[Veneventos] Hugo Chávez, su legado y la guerra de símbolos por Carlos Fazio

Coordinadora Solidaridad Venezuela coordinadora at solidaridadvenezuela.org
Sat Jul 29 10:18:08 EDT 2017


Venezuela vota el domingo, 30 de julio

¡La Constituyente Va!
¡No al intervencionismo norteamericano
¡Viva la Revolución Bolivariana!

Acto político-cultural de solidaridad con Venezuela
Domingo, 30 de julio, de 11:00 a 14:00
Embajada Venezolana, Schiller 326, colonia Polanco, CDMX

evento en Facebook:
https://www.facebook.com/events/123365441618614

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Hugo Chávez, su legado y la guerra de símbolos

por Carlos Fazio

Fue un subversivo en palacio. Un subversivo pacifista. Un demócrata a
carta cabal y militar patriota con gran coherencia entre el decir y el 
hacer.

Como se opuso a reproducir la voz del amo imperial y optó por los
pobres de su terruño, la elite racista y clasista venezolana lo
demonizó y estigmatizó: lo llamó loco, negro, zambo, gorila,
ordinario, incivilizado.

Vía el terrorismo mediático, las usinas de la CIA y el Pentágono y la
prensa al servicio de la plutocracia subordinada y apátrida de
Venezuela envenenaron a la sociedad con su odio de clase y la
polarizaron. Ese odio fue inculcado incluso a los niños.

Hombre radical, de pensamiento crítico y audaz acción política, Hugo
Chávez siempre dio la cara y se hizo responsable de sus actos.

Como no tuvo precio no lo pudieron comprar.

Adversario de la dictadura del pensamiento único neoliberal y del
Consenso de Washington, rompió paradigmas.

Y con Gramsci, se dedicó a construir en su país una nueva hegemonía
ética, cultural, democrática de los símbolos y las palabras. Donde
decía globalizados puso patria, donde decía emprendedores, clase social.

Iconoclasta, antidogmático, soñaba con una sociedad justa, de iguales.
Con un nuevo Estado social que no fuera calco ni copia, como decía
Mariátigui. En su vía pacífica hacia un nuevo Estado del bienestar
socializado, utilizó la metodología de Simón Rodríguez: inventar y
errar. Cuando erró supo rectificar; pero los grandes logros de sus
"inventos" son todavía invaluables.

Fue el gran educador de una civilidad democrática de nuevo tipo. Llevó
a cabo una auténtica pedagogía popular, crítica, de masas. Y utilizó
los medios -los electrónicos en particular? para concientizar, debatir
y convencer.
Para desenajenar.

Mantuvo un diálogo permanente con los desposeídos, en quienes inculcó
un espíritu histórico, participativo, solidario, protagónico. Siempre
puso el acento en lo colectivo, en lo asambleario, en lo horizontal 
organizado.

Fue el constructor de una nueva arquitectura social. En el seno de un
Estado petrolero rentista y clientelar, patrimonialista y vertical,
impulsó una revolución democrática. Con eje en un profundo cambio en
la correlación de fuerzas, llevó a cabo la transformación del
Estado-máquina, utilizándolo como organizador de lo común, de lo
civil. En definitiva, de la sociedad. Con el pueblo movilizado generó
una nueva institucionalidad y redistribuyó los ingresos de la renta 
petrolera.

Es, el suyo, un modelo original inconcluso, con sus defectos, vacíos y
contradicciones. Pero con grandes aciertos que perduran y que hoy se
busca defender,  profundizar y radicalizar con la Constituyente.

Con una gran visión geopolítica en un mundo que tornaba multicéntrico
y pluripolar, irradió su pensamiento más allá de las fronteras
nacionales y defendió la identidad cultural de Nuestra América, la
Patria Grande Bolivariana.

Chávez concebía el socialismo como una obra de arte. Pensaba que no
podía haber soluciones en países aislados ni socialismo en un solo
país. Por eso, combinó el nacionalismo revolucionario con el marxismo
de Marx, el cristianismo popular, de base, y la integración regional
bolivariana.

Al antimperialismo fundacional sumó una base material subregional, con
énfasis en las complementaridades y la identidad cultural: ALBA,
Petrocaribe, Unasur, Banco del Sur, el Sucre, la Celac, Telesur, un
nuevo Mercosur ahora nuevamente en manos de la patota criminal de
Macri/Temer/Cartes y compañía.

Acusado de dictador por sus detractores, durante sus gobiernos hubo
"exceso de democracia" (Lula dixit). En menos de tres lustros ganó 14
elecciones de 15.

Además, se jugó el pellejo por los más humildes. En lo personal decía
que le gustaba "vivir viviendo la vida".

Nunca se quejó. Pero lloró a solas frente a un espejo cuando Fidel le
dijo que tenía cáncer.

Murió invicto. Y en lo único que todos coincidieron es que fue un
líder carismático. (Álvaro García Linera dice que el liderazgo
carismático no es una forma de mitología de las personas ?como insiste
con fines diversionistas el publicista de Televisa y la ultraderecha
golpista hemisférica Enrique Krauze?, sino la sintonía entre el
accionar del líder y la voluntad nacional general de la sociedad).

En 2013 su muerte dejó un vacío. La pregunta, entonces, fue: ¿Qué sigue?

Immanuel Wallerstein arriesgó entonces que los seguidores de Hugo
Chávez intentarían garantizar la continuación de sus políticas,
institucionalizándolas. Lo que Max Weber llamaba la "rutinización del
carisma".

Pero para un pueblo en movimiento detenerse es retroceder; el enemigo
pronto retoma la iniciativa. Por eso el chavismo bravío está hoy de
nuevo en las calles preparándose para la elección de la Constituyente
este domingo 30.

La batalla de las imágenes y la narrativa

En 2013, de cara a los comicios del 14 de abril entre el oficialista
Nicolás Maduro Moros y el opositor Henrique Capriles Radonski, la
guerra mediática arreció en el plano simbólico y el uso de imágenes.
Venezuela era entonces como ahora un laboratorio de la guerra de
cuarta generación; de la guerra psicológica.

En aquella coyuntura, hace cuatro años, el especialista en campañas
negativas y guerra sucia electoral, Juan José Rendón y los expertos
estadunidenses en manipulación de masas, intentaron apropiarse de la
simbología chavista y enfrentar al "mito" Chávez con Simón Bolívar.

En una maniobra de distracción y confusionismo ideológico, ante la
imposibilidad de ganar los comicios, la misma derecha que vilipendió y
secuestró el pensamiento del Libertador y lo transformó en un nicho
vacío, intentó entonces, como ahora, apropiárselo y usarlo contra
quien le dio carácter humano y popularizó su significado político. Si
antes se apropiaron de la palabra "camino" (una de las más usadas por
Chávez), la designación del comando de campaña de Capriles con el
nombre de Simón Bolívar intentó explotar, en 2013, la dicotomía
Chávez/Bolívar.

A la falsificación de la realidad y el uso de referentes simbólicos
(incluida la bandera), se sumó la estereotipificación propia de las
operaciones psicológicas. Si Chávez era el "inquilino" de Miraflores,
Maduro era el "encargado" en palacio y el hombre de Cuba en Venezuela.

Al asesinato moral de Chávez (vía CNN, Globovisión, El País, Televisa
et al) y la reducción de Maduro a "un sacerdote más del culto
chavista" (Krauze dixit), la reacción sumó entonces elementos como
"reconciliación" y "diálogo", atribuyéndole al "otro", el odio entre
las familias y la catástrofe económica. Caldo de cultivo que en la
fase poselectoral podría derivar en denuncias de fraude y
desconocimiento de resultados, para generar caos y desestabilización
social y facilitar la tipificación de Venezuela como un Estado
"forajido" o "canalla" a ser intervenido "humanitariamente" por
Washington y sus aliados de la OTAN.

En el fondo, ayer como hoy, era el petróleo, claro.

Luego vinieron las violentas guarimbas del 2014, con el plan
encubierto del Comando Sur denominado "La salida". ¿Objetivo? Derrocar
a Maduro. Con Leopoldo López a la cabeza, dejaron una estela de 43
muertes, pero no pudieron tirar al presidente constitucional y
legítimo de Venezuela.

A comienzos de 2016 la reacción volvería a las andadas. Después de las
elecciones parlamentarias de diciembre de 2015, al asumir como mayoría
de la Asamblea Nacional, los diputados golpistas de la Mesa de Unidad
Democrática (MUD) aseguraron que iban a tumbar a Maduro en seis meses.

Y desde el 3 de abril de este año, a partir de la ilegal reunión del
Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) en
Washington, bajo el signo de una violencia planificada, caótica y
desestabilizadora que lleva cuatro meses  de duración, se han venido
librando batallas en Venezuela que exceden lo habitual. Porque detrás
de la aparente lucha por la democracia ?que enfrentaría a partidarios
de la democracia liberal, burguesa, representativa, con quienes buscan
profundizar la democracia participativa, directa y protagónica?, se
vive una guerra irregular o híbrida de cuño estadunidense, que utiliza
formas de violencia hasta ahora desconocidas en el país, cuyo objetivo
es generar odio. Odio clasista y racista, pero también miedo y terror
en la población. Un terror paralizante.

Es un nuevo tipo de violencia o de acción directa con reminiscencias
neonazis, practicada por pequeños grupos foquistas bien entrenados y
disciplinados, que actúan en cohabitación con elementos del hampa, de
la delincuencia organizada, paramilitares, mercenarios, aventureros y
desclasados, que cuentan con armas convencionales y caseras y recursos
y una logística no habituales en partidos u organizaciones políticas
que arguyen luchar por la democracia y la defensa del orden
constitucional. Además de contar con una abrumadora cobertura
mediática internacional en el lugar de sus bárbaras tropelías 
piromaníacas.

Es una violencia distinta a la del golpe guarimbero de 2014, ya que en
la actual coyuntura la ofensiva ultraderechista de la cúpula
empresarial (Fedecámaras), de las fracciones más reaccionarias de la
MUD y la jerarquía de la Iglesia católica local, e intelectuales
orgánicos apologistas del golpismo, ha incorporado al "factor paraco".
Es decir, paramilitares y sicarios del narcotráfico colombiano ligados
al uribismo, entre cuyas misiones está construir corredores
fronterizos y promover operaciones extraterritoriales en Venezuela,
pero también establecer redes criminales y delincuenciales binacionales.

Asistimos, pues, a la irrupción de una estructura
"política-paraco-malandro-terrorista" que le arrebató la conducción de
la lucha callejera (las llamadas "movilizaciones pacíficas") a la
dirección formal de la MUD, y cuyo resultado ha sido una nueva
modalidad violenta de corte terrorista, enseñada  en los laboratorios
de la guerra sucia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el
Pentágono, y practicada y experimentada en Colombia en el último
cuarto de siglo.

Percepción mata realidad

En la etapa, como antes en Colombia, la ex Yugoslavia, Afganistán,
Irak, Libia, Ucrania y Siria, el terrorismo está ganando parcialmente
la guerra en Venezuela. Terrorismo es el uso ilegal, calculado y
sistemático de la violencia premeditada para inculcar o provocar miedo
e intimidar a una sociedad o comunidad. Es una forma específica de
violencia. Como táctica, es una forma de violencia política contra
civiles y otros objetivos no combatientes, perpetrada por grupos
clandestinos, mercenarios o bandas organizadas.

El terrorismo no es un adversario sino tan sólo un método de violencia
política que, en ocasiones, como sucede actualmente en Venezuela,
sirve para edificar la arquitectura de una intervención militar
extranjera directa bajo fachada "humanitaria".

Junto con la guerra psicológica, las operaciones clandestinas de las
fuerzas especiales y las guerras económica, bacteriológica y
electrónica, la práctica del terrorismo vía escuadrones de la muerte o
grupos paramilitares

?como instrumentos principales de la guerra sucia?, es un componente
clave de la guerra asimétrica.
Según los manuales del Pentágono, la noción de asimetría no alude a la
perspectiva de un simple desbalance en la paridad de fuerzas con el
enemigo, sino que supone una metodología que emplea tácticas
irregulares o no convencionales que permitan maniobrar con el menor
costo político y militar posible al promotor o actor estratégico
encubierto (el llamado "liderazgo desde atrás"). Estados Unidos, pues,
como acaba de admitir en el director de la CIA, Mike Pompeo, en Aspen,
Colorado.

Un elemento esencial para la eficacia del accionar terrorista son los
medios. En una guerra no convencional, de desgaste ?como la que tras
bastidores libra Estados Unidos contra Venezuela?, las verdaderas
batallas se dan en el imaginario colectivo. El Pentágono da gran
importancia a la lucha ideológica en el campo de la información.
Usa a los medios como arma estratégica y política en la "batalla de la
narrativa". Se trata de dominar el relato de cualquier operación,
militar o no. Dice un manual: "La percepción es tan importante para su
éxito como el evento mismo (…) Al final del día, la percepción de qué
ocurrió importa más que lo que pasó realmente".

Mediante la repetición in extremis de determinadas matrices de
opinión, la más de las veces sustentadas en datos falsos o medias
verdades, Estados Unidos y los medios cartelizados bajo control
monopólico privado han logrado fabricar en el exterior la falsa
percepción de que en Venezuela existe una "dictadura".

Pero un régimen totalitario no permitiría los agravios, los sabotajes,
los actos vandálicos y los ataques a unidades militares y policiales,
a centros industriales, a instalaciones gubernamentales y a servicios
públicos clave como el Metro o el Tansbolívar, al que le quemaron 50
autobuses. Tampoco los aberrantes excesos de unos medios que operan
como la principal oficina de propaganda de los terroristas y sus
patrocinadores encubiertos.

En todo conflicto, la guerra mediática es el preámbulo de la guerra
estratégica. En ese contexto, lo que cada día trasmiten las grandes
cadenas periodísticas no es la verdad sobre Venezuela. Lo que
presentan  como realidad CNN, O'Globo, Televisa, el Grupo Clarín, la
BBC, Deutsche Welle, El País de Madrid, la Red de Diarios de las
Américas miembros de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y
otros oligopolios privados no es tal.

Aunque el enfoque de la cobertura noticiosa tiene que ver con la
disputa por la hegemonía (Gramsci), no se trata de un mero problema
ideológico o de clase. Junto con lo militar, lo económico, lo cultural
y lo espacial (el aspecto geopolítico y el control de territorios), el
terrorismo mediático es consustancial a la llamada "dominación de
espectro completo" (full espectrum), noción diseñada por el Pentágono
antes del 11 de septiembre de 2001.

Dado que el espectro es político, geográfico, espacial, social y
cultural, para imponer la dominación se necesita manufacturar el
consentimiento. Esto es, colocar en la sociedad "sentidos comunes" que
de tanto repetirse se incorporan al imaginario colectivo e introducen,
como única, la visión del mundo del poder hegemónico.

La Hora 0, el paro fallido y la Constituyente

El pasado16 de julio dio inicio en Venezuela una nueva fase de la
guerra no convencional de factura estadunidense, que la cúpula
extremista y maximalista que se apoderó de la conducción de la MUD ha
denominado la "Hora 0".

En medio de una sostenida violencia de corte terrorista, la puesta en
escena de la "consulta ciudadana" se dio en el marco de anuncios
catastrofistas como el del diputado neofascista Freddy Guevara, de
Voluntad Popular, quien aseguró en un canal de televisión que luego
del "plebiscito" contra las elecciones para constituir la Asamblea
Nacional Constituyente, vendría "algo que nunca hemos visto en nuestro 
país".

Guevara habló de un "levantamiento total", que a juzgar por los
manuales de la Guerra No Convencional del Pentágono dirigida a
provocar un "cambio de régimen" en Venezuela, augura escenarios tipo
Libia, Ucrania o Siria. Es decir, estaríamos en el inicio del
estallido de una guerra civil, una guerra fratricida entre
venezolanos, con intervención de potencias extranjeras, mercenarios y
grupos paramilitares.

Y es que más allá de los resultados ilegales y fraudulentos de la
consulta, que fueron propagandeados urbi et orbi por la canalla
mediática transnacional con fines de legitimación, el objetivo del
plebiscito-trampa de la MUD sigue siendo el mismo: derrocar al
presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro.

La también llamada "etapa decisiva", es una nueva fase del golpe de
Estado continuado o permanente que utiliza como forma de lucha
política una metodología terrorista.

Valga recalcar: con apoyo de la beligerante jerarquía conservadora de
la Iglesia católica local, convertida en una facción más de la
partidocracia de la MUD; de un grupo de gobiernos derechistas de
Europa (con Mariano Rajoy a la cabeza) y del hemisferio agrupados en
la OEA bajo la batuta de Washington, y de los principales periódicos,
cadenas y conglomerados mediáticos del orbe que a diario reproducen la
ideología dominante y la dictadura del pensamiento único neoliberal;
siguiendo tácticas psicosociales y político-militares de los manuales
de la guerra asimétrica, irregular o híbrida del Ejército
estadunidense, la nueva escalada golpista del combo reaccionario pasa
por la formación de un "gobierno de transición" paralelo (una suerte
de gobierno en el exilio, pero adentro), con un "gabinete de
emergencia" que contarán con el aval de Washington y sus comparsas del
mundo occidental, como coartada para una intervención extranjera 
"humanitaria".

Como señaló el 17 de julio el canciller venezolano Samuel Moncada a
propósito de la irresponsable cobertura falta de rigor lógico de las
grandes corporaciones mediáticas sobre las dos consultas del día
anterior: la chavista y la opositora, existió un "total desinterés en
trasmitir la verdad", ya que por el contrario se dedicaron a repetir
un concepto muy practicado llamado "gaslighting" (o pote de humo), que
consiste en sembrar información falsa para "hacer dudar a las personas
sobre sus propias ideas, aislándolas de la realidad". Sobre la
consulta de la MUD añadió que "a nadie le interesa la verdad, lo que
importa es el efecto, una operación de propaganda para manipular
incluso a sus propios seguidores".

Con el agregado que para montar esa ficción de lucha política
seudodemocrática, las concentraciones violentas de la "oposición
pacífica" siempre cuentan con camarógrafos y fotógrafos que operan
como una virtual unidad de combate terroristas/medios, ya que las
imágenes, sumadas luego a distorsiones (des)informativas y a la
propagación de noticias falsas (fake news) y una narrativa sesgada e
ideologizada de las redacciones, son un engranaje clave de las
operaciones de guerra psicológica.

Sirva como ejemplo de la manipulación (des)informativa las imágenes
divulgadas por la agencia española EFE el domingo 16 (de las que se
hizo eco el diario madrileño El País como parte de la misma maniobra
confusionista), donde centros de votación del ensayo electoral
constituyente del CNE fueron presentados como puntos de sufragio de la
consulta de la MUD, bajo un pie de foto que decía: "EFE. Chavistas
aguardan para votar en la consulta opositora". (sic)

Tampoco es casual que en total sintonía con la hoja de ruta orquestada
desde el Comando Sur por el almirante Kurt Tidd, que incluye la
propuesta "integral" senatorial bipartidista del Congreso en
Washington para la "asistencia humanitaria y la defensa de la
gobernanza democrática" en Venezuela (encabezada por el demócrata Ben
Cardin y el republicano Marco Rubio), los diarios mexicanos El
Universal y Milenio hayan enviado reporteros a Caracas y publicaran el
18 de julio sendos reportajes de corte similar: "Sin comida. La lucha
de los más pobres" y "Venezuela hambrienta".

Trump toma el comando de la agresión

La realidad es que en la coyuntura, tras decrecer el respaldo
clasemediero a las protestas callejeras violentas y consolidarse el
respaldo popular a la iniciativa presidencial de la Constituyente del
30-J, la MUD y sus titiriteros del exterior inventaron un mecanismo
paralelo al referéndum constitucional.

La pantomima opositora del 16 de julio fue una consulta seudojurídica,
anticonstitucional y viciada de nulidad, ya que la fórmula del
"plebiscito" no existe en la normatividad venezolana vigente. Así, la
consulta de la MUD fue un mero acto de manejo de expectativas
políticas no sujeto a parámetros de control previo, ni en su ejecución
ni posterior al mismo. Además, fiel al estilo kukuxklanero de las
protestas callejeras de la MUD, los cuadernos de la consulta fueron
incinerados, lo que hace inauditable el conteo de electores y votos.
Algo así como cometer fraude y quemar la evidencia.

En ese contexto ?a lo que se sumó la fallida huelga general de 48
horas del combo neofascista?, la presión injerencista y el cerco
político-diplomático del exterior es clave para legitimar una invasión
extranjera por razones "humanitarias", según anticipó el diputado Juan
Requesens, de Primero Justicia.

La amenaza del presidente Donald Trump de imponer sanciones económicas
y financieras (ilegales y extraterritoriales) a Venezuela si se
realiza la elección para la Constituyente, cierra la pinza según lo
diseñado hace dos años en la Operación Venezuela Freedom- 2 del Comando 
Sur.

En el campo de los poderes fácticos no pasan desapercibidas en esta
"Hora 0", el cabildeo intervencionista a favor de un "cambio de
régimen" de dos actores con intereses geopolíticos diversos: la
corporación petrolera ExxonMobil, de la que fue su histórico GEO el
actual secretario de Estado Rex Tillerson y la jerarquía de la Iglesia
católica venezolana.

La ExxonMobil ha invertido cuantiosos recursos para derrocar a Nicolás
Maduro, financiando entre otros la campaña del presidente Trump y a
senadores estadunidenses como Marco Rubio, Ed Royce, Ileana Ros y Bob
Menéndez para que apliquen un paquete de sanciones económicas contra
Venezuela y brinden apoyo a los "luchadores de la libertad" que han
desatado la violencia terrorista en el país.

El financiamiento y la extorsión política de la Exxon se explican por
la disminución de su influencia en la región latinoamericana, y en
Venezuela en particular, debido a los acuerdos de cooperación
energética y política de PDVSA con Rusia y China, acuerdos que son
presentados en Washington como un problema de "seguridad nacional" de
Estados Unidos, para acelerar la intervención del Pentágono.

En relación con los miembros de la Conferencia Episcopal Venezolana,
que en vez de servir de puente para el diálogo y la concordia y
secundar la posición del papa Francisco, se sumaron igual que en 2002
al coro de los violentos y los terroristas, ha destacado, por su
enjundia rabiosa y neofranquista, el presidente de la CEV, monseñor
Diego Padrón, quien acusó a Maduro de intentar establecer en Venezuela
"una dictadura militarista, marxista y comunista". Como dice José
Vicente Rangel, "los obispos se quitaron la careta". Secundado por el
cura que bendijo las armas "artesanales" de los foquistas que
asediaron la base militar de La Carlota, Padrón y sus compinches
ensotanados integran, como en el Chile de Pinochet y la Argentina de
Videla, una facción más de la partidocracia nucleada en la MUD.

Es evidente que sin el componente de la violencia terrorista la
conducción neofascista de la MUD carece de proyección mediática, en
una coyuntura interna donde la correlación de fuerzas interna no le 
favorece.

Tras 18 años de gestión gubernamental, el proceso bolivariano
conducido por Hugo Chávez y Nicolás Maduro ha logrado forjar un nuevo
sujeto histórico anticapitalista y antimperialista; una unión
cívico-militar de nuevo tipo, bajo un liderazgo que debido a las
circunstancias se ha venido creciendo y viene llevando a cabo un buen
manejo táctico de la crisis.

El comandante Chávez siempre consideró al pueblo trabajador como la
fuerza política motriz del proceso liberador que se vive en Venezuela
y también como la única posible en la cual confiar para una alianza
estratégica. Sólo con la participación protagónica del pueblo, con su
más amplia discusión en las bases populares, se podrá perfeccionar
dicho proceso, desatando toda su potencia creadora y liberadora.
Nicolás Maduro y el chavismo bravío mantienen hoy el poder asentado en
una unidad cívico/militar con una férrea unidad de mando. A ello se
suma el respaldo activo de las comunas; de colectivos populares
organizados, y una milicia de 500 mil hombres y mujeres armados en
todo el territorio.

Al respecto, cabe agregar que uno de los legados de Chávez es la
doctrina de la Defensa Integral de la Patria, donde la
corresponsabilidad de la defensa de la nación recae en todos sus
habitantes y no solo en la Fuerza Armada, como era en la cuarta
república. Es decir, hablamos de un pueblo alistado, entrenado,
movilizado; pueblo en resistencia para la defensa de la patria en el
más amplio concepto.

En otro documento clave, Golpe de timón, Chávez hizo un ferviente
llamado a fortalecer el poder comunal como un medio fundamental de la
construcción del socialismo democrático, de un nuevo tipo de hegemonía
democrática, que convenciera a través de un cambio cultural, por medio
de la autocrítica, a la que consideraba necesaria para actuar y 
rectificar.

James Petras ha dicho que "el legado político esencial de Chávez es la
noción de que la relación dialéctica entre enemigos externos e
internos de la revolución continua exige la profundización del nivel
de conciencia espiritual, cultural y político a través de la
radicalización de la lucha de clases y de la acción audaz de las masas".

Y eso tiene que ver con la elección de la Constituyente este domingo 30.

Como ha señalado el presidente Maduro, la Constituyente es la esencia
del legado de Hugo Chávez.  Dijo: "El legado de Chávez es una
dialéctica viva, es una dinámica permanente, es una fuerza que se va
haciendo, renovando (...) el legado de Chávez, para que esté vivo,
tiene que estar en movimiento, movimiento permanente, movimiento
revolucionario". Visto así, la Asamblea Nacional Constituyente es la
mayor demostración práctica de que el legado de Chávez vive.

A partir de estas consideraciones y de frente al "carmonazo" en cámara
lenta del presente y el anuncio de represalias por parte del jefe
formal del imperio y sus patéticos palafreneros aquí en México y
Colombia, planteamos que es hora de cerrar filas y acompañar al pueblo
bolivariano en su camino hacia la constituyente del 30-J, y de
responder a Trump, en las palabras del ministro Ernesto Villegas, con
el muy chavista "¡váyanse al carajo yankies de mierda!"

Asimismo, ante la actitud entreguista, sumisa, vasalla e injerencista
del régimen reaccionario de Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, que
como ratificó el jefe de la CIA, Mike Pompeo, forma parte de la
conspiración golpista y presuroso asumió las imputaciones sin
comprobar de Washington contra Venezuela y se sumó a las sanciones, lo
que configura una tácita demolición de lo que quedaba de la maltrecha
y otrora principista diplomacia de Tlatelolco, les decimos:

¡No en nuestro nombre!    ¡Fuera manos de Venezuela!

El pueblo venezolano no quiere balas, quiere votos para construir la 
paz.

EL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ FRÍAS, FORJADOR DEL ALBA Y DE LA AURORA, FUE
UN LÍDER QUE ROMPIÓ CON LA FATALIDAD DEL NEOLIBERALISMO Y DIRIGIÓ LA
LUCHA CONTRA LA HEGEMONÍA IMPERIAL. UNO DE SUS PRINCIPALES LEGADOS FUE
CONSTRUIR CON LA GENTE UNA SOCIEDAD  ALTERNATIVA AL CAPITALISMO.

Por eso, Chávez, hoy, en su cumpleaños 63,  está repetido una y mil
veces en la movilización de su pueblo, pero también en cada uno de
nosotros, nuestroamericanos. En esta lucha no hay fronteras que nos
puedan separar.

El 30/J el pueblo venezolano decide su destino. El poder Constituyente
es la potencia del pueblo. La Constituyente va y va. ¡De todas maneras 
va!"

¡CHÁVEZ NO SE FUE, CHAVEZ SE MULTIPLICÓ!

Y como dicen en Venezuela:
¡Chávez vive, la patria sigue! ¡Que nadie se equivoque!

(Conversatorio Hugo Chávez. El legado
Acto en el 63 aniversario de su nacimiento.
Embajada de la República Bolivariana de Venezuela,
Polanco, Ciudad de México, 28 de julio de 2017.)


-- 
Coordinadora mexicana de solidaridad con Venezuela


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