[Veneventos] ¿Qué es el chavismo?,por Ignacio Ramonet

Pedro Gellert pedrogellert at yahoo.com
Tue Mar 6 23:24:55 EST 2018


¡VENEZUELA ES LIBRE Y SOBERANA!
¡POR L AUTODETERMINACION DE LOS PUEBLOS!
¡NO A LA INJERENCIA EXTRANJERA!

GRAN ACTO DE SOLIDARIDAD CON LA REVOLUCION BOLIVARIANA
Sabado, 10 de marzo, 10.30am
Auditorio del SME "Ernesto Velazco", Insurgentes Norte 98
colonia Tabacalera, Delegación Cuauhtemoc
Metrobus Línea 1: Reforma o Plaza de la República, Metro: Revolución

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¿Qué es el chavismo?
por Ignacio Ramonet

¿Es pertinente plantearse ‘¿qué es el chavismo?’ cuando, desde hace
varios lustros, se practica cada día en Venezuela...? La respuesta es:
sí. Porque aunque es cierto que el chavismo se practica desde hace más
de quince años y que se hace con plena naturalidad, llega un momento
en que, de la praxis debemos necesariamente pasar a la teoría. Y pasar
a la teoría –en ciencia política- supone que, a partir de una
experiencia concreta, mediante el análisis, seamos capaces de deducir
la ecuación objetiva que podrá volver universal esa práctica. Para
extraerla del ‘aquí y ahora’ y hacer que esa experiencia sea posible
‘en cualquier lugar y en cualquier momento’. Sin teoría, toda práctica
-en particular en el campo político-, acaba folklorizándose... antes
de desaparecer. Además, tengamos en cuenta que el chavismo que no
estudiemos nosotros será estudiado contra nosotros. ¿Qué es pues el 
chavismo?

El chavismo es el encuentro de varios caminos abiertos por los
Libertadores y el encuentro de varias búsquedas iniciadas por muchos
soñadores sociales que convergen en un punto nodal: el pensamiento de
Hugo Chávez.

Como todas las revoluciones, la Revolución Bolivariana es una
arquitectura donde se conjugan una serie de fuerzas diversas
importantes que, reunidas y fusionadas, conforman una dinámica
política radicalmente innovadora.

Cuando Hugo Chávez llega al poder -en 1999- no tiene un gran partido;
llega a la cabeza de un movimiento popular muy diverso que incluye a
militares, a ex-guerrilleros y a unas izquierdas muy variopintas. Y
consigue ganar el apoyo popular con un discurso de refundación: la
refundación de Venezuela, que es la base misma del chavismo. Porque en
el núcleo duro de la filosofía chavista nos encontramos con la
recuperación del concepto de nación, y la restauración y la defensa
del orgullo nacional.

Chávez inventa para Venezuela y América Latina lo que podríamos llamar
una « política de la liberación », como decimos que existe una «
teología de la liberación ». Con una opción preferencial por el
pueblo, los pobres y los humildes. Con su excepcional capacidad de
pedagogía política, Chávez impulsa una politización popular masiva y
conceptualiza una política de la liberación del pueblo en la que el
pueblo, dotado de conciencia política, es autor de su propio destino.

Haciendo prueba de un inaudito discernimiento y guiado por un sentido
político muy agudo, Chávez intuye que la época permite estrenar nuevos
caminos nunca antes surcados. Y logra elaborar de ese modo y
transmitir al pueblo venezolano desmoralizado, un nuevo relato de esperanza.

En ese sentido, el chavismo es una narrativa que explica a los
venezolanos quiénes son, a qué pueden aspirar y cuáles son sus
derechos. Es una explicación nueva que da respuesta a viejas
preguntas: ¿qué es la sociedad venezolana? ¿cuáles son sus problemas?
¿quiénes son las víctimas? ¿quiénes los culpables? ¿qué soluciones? Y
ese nuevo relato fue narrado, día tras día, discurso tras discurso,
con enorme eficacia comunicacional, por Hugo Chávez que se convirtió
en referente intelectual y carismático.

De tal modo que el chavismo constituye una vía política
latinoamericana innovadora que se libera y se emancipa de la eterna
tutela conceptual europea. Una política que, por primera vez, es
original, fuente, manantial, y no espejo o copia de lo que se ha hecho
en otros continentes, en otras culturas.

En ese sentido también, el chavismo es una opción revolucionaria. Es
el proyecto más innovador y más atrevido que ha tenido Venezuela desde
Bolívar. Es el único proyecto de paz, desarrollo, justicia y
prosperidad para el pueblo venezolano desde 1810.

¿Qué es ser chavista? Ser chavista es ser bolivariano, como opción de
vida porque significa ser antiimperialista, anticolonialista, y
verdaderamente republicano. Significa también ser zamorano y ser
robinsoniano. O sea, es acercarse al pensamiento político de los
fundadores de la República. Porque el « Árbol de las Tres Raíces » es
un concepto capital del chavismo. Que Chávez definía de la siguiente
manera: «Primero está la raíz bolivariana por el planteamiento que
hace Simón Bolívar de igualdad y libertad, y por su visión geopolítica
de la integración de América Latina; luego la raíz zamorana, por
Ezequiel Zamora, el general del pueblo soberano y de la unidad
cívico-militar; y finalmente la raíz robinsoniana, por Simón
Rodríguez, el maestro de Bolívar, el ‘Robinson’, el sabio de la
educación popular, y de nuevo la libertad y la igualdad».  Aunque a
esas tres raíces, Chávez le añade otras: por ejemplo, Miranda y Sucre.
Y más tarde otras más como José Martí, Che Guevara y Fidel Castro...

Pero ser chavista es también ser profundamente cristiano. El
Comandante Chávez nos dejó el cristianismo verdadero como parte de
nuestra vida, de nuestra esencia y de nuestros valores. Sumando todo
eso, uno pudiera decir: yo soy chavista porque soy independentista,
porque soy demócrata, patriota, cristiano, revolucionario,
antioligárquico, anticapitalista y antiimperialista. Todo eso es
cierto, todo eso es verdad, pero ninguna de esas partes tiene sentido
si no recordamos quién le dio coherencia ideológica y política al
conjunto de esos conceptos: Hugo Chávez es el autor de esa síntesis
revolucionaria.

Por eso, cuando decimos “Yo soy chavista” estamos dándole coherencia
absoluta a todo un proyecto, a todo un sistema de ideas, a todo un
programa político que es la biblia del futuro para Venezuela, un
porvenir de prosperidad, de paz, de justicia social, de ética. Y sobre
todo de socialismo como forma de vida.

Ser chavista significa también asumir nuestra condición de
bolivariano, de latinoamericano y de revolucionario que es la
condición más digna y más elevada en la escala humana. Asumirse como
chavista es asumirse como un ‘socialista del siglo XXI’, o sea un
socialista cristiano, un socialista humanista y un socialista
democrático. Es tener los pies en Venezuela y proyectarse, como
internacionalista auténtico, en lo universal.

Ser un verdadero chavista es ser un bolivariano integral, radical y
desear que las ideas de Simón Bolívar trasciendan en los siglos
futuros. Y la única forma de asumirse como militante chavista es
asumir el proyecto revolucionario que nos legó el Comandante Chávez.

Hugo Chávez fue un líder pragmático que supo adaptar las modalidades
de su acción a las circunstancias históricas, que nunca olvidó los
objetivos por alcanzar y que siempre mantuvo intangibles sus
principios. Él estaba convencido de que si Venezuela pudo hacer
gloriosas hazañas en el pasado, llegando a ser una las principales
naciones de América Latina, fue porque estaba movilizada por un alto
ideal hacia un destino común. Inversamente, Chávez sabía que los
venezolanos tienen en permanencia la tentación de replegarse sobre sus
querellas y divisiones internas (políticas, sociales, intelectuales),
lo cual -según la visión chavista- les hace constantemente correr el
riesgo de caer y deslizarse por el tobogán de la decadencia.

En consecuencia, para poder dar lo mejor de ella misma y ponerse al
frente de las naciones latinoamericanas, Venezuela debe estar
unificada por un líder histórico y un proyecto grandioso, y articulada
(en un eficaz equilibrio de los poderes) por instituciones políticas,
militares, económicas y sociales decididas a evitar las luchas intestinas.

Hay que insistir en el hecho de que, en el seno del chavismo, existe
una filosofía patriótica del humanismo, heredera del cristianismo y de
la teología de la liberación. El humanismo chavista es, a la vez, una
finalidad de la grandeza de Venezuela, porque el mensaje que Venezuela
dirige al mundo es profundamente humanista. Y una consecuencia de la
política social cuyo primer objetivo es cohesionar a la nación.

El chavismo posee diversas dimensiones: histórica, filosófica y
política. Desde el punto de vista ideológico, el chavismo recoge y
sintetiza, como ya se dijo, la acción política de Hugo Chávez y
también sus pensamientos políticos, o sea la doctrina que se deduce de
sus discursos y de sus escritos.

Como acción política, el chavismo se caracteriza por los siguientes
grandes lineamientos:

-- soberanía e independencia nacional; rechazo de la dominación de
cualquier super-potencia imperialista, en particular Estados Unidos.
Chávez decía: “No puede entender la Patria ni defenderla, quien no
sabe que su principal enemigo es el imperialismo norteamericano”;

- rechazo de cualquier pretendido super-poder económico y financiero
(FMI, Banco Mundial, OMC). La independencia se defiende, no sólo en el
campo político, sino también en los sectores económicos, geopolíticos,
culturales, diplomáticos e incluso militares.

- instituciones estatales sólidas, como las de la Va Republica
instituidas por la Constitución de 1999;

- un ejecutivo fuerte y cierta personalización de la política para
oponerse a la impotencia del régimen de los partidos;

- un poder ejecutivo fuerte y estable que confiere al presidente de la
republica un rol primordial;

- una relación directa entre el líder-presidente y el pueblo que pasa
por encima de los cuerpos intermediarios, gracias a una concepción
‘participativa’ de la democracia, con recurso frecuente al referendo y
a las elecciones, y al dialogo interactivo líder-pueblo mediante un
uso singular de los medios de comunicación de masas;

- una articulación cívico-militar cuyo engranaje lo constituye el
propio Presidente que coordina lo mejor de los movimientos
progresistas civiles y la inteligencia patriótica de los aparatos
militares ; las Fuerzas Armadas están íntimamente asociadas al
proyecto de desarrollo nacional en el marco de la unidad cívico-militar ;

- la independencia nacional y la grandeza de Venezuela;

- la unión nacional de todos los venezolanos -más allá de las
diferencias políticas o regionales tradicionales que fueron antaño
causa de división y de decadencia-, en una relación directa entre el
líder y el pueblo, cohesionada por las políticas sociales de inclusión
y de justicia social ;

- la prioridad de la política sobre otras consideraciones (económicas,
administrativas, técnicas, burocráticas, etc.);

- respeto de la autoridad del Estado;

- voluntad profunda de justicia social;

- intervención del Estado en la economía;

- el anticolonialismo y el derecho a la autodeterminación de los pueblos;

- la reactivación de la OPEP y una coordinación de las políticas
petroleras de los países productores y exportadores;

- la integración latinoamericana como horizonte constante e imperativo
ideológico dictado por el propio Simón Bolívar; y creación de
entidades concretas para la integración (ALBA, Unasur, Celac,
Petrocaribe, TeleSUR);

- la concepción de un mundo multipolar sin hegemonías; lo cual exige
derrotar el proyecto de hegemonía imperial unipolar para garantizar la
paz planetaria y el “equilibrio del universo”. Hay que impulsar un
mundo multicéntrico y pluripolar. Chávez lo señaló como el cuarto gran
objetivo histórico del ‘Plan de la Patria’, su programa de gobierno
para el período 2013-2019;

- una diplomacia Sur-Sur con multiplicación de los lazos con los
países del Sur a través del Movimiento de los no-alineados y de
alianzas horizontales: América del Sur / África (ASA) y América del
Sur Países árabes (ASPA). Chávez apoyó también al grupo BRICS (Brasil,
Rusia, India, China y Sudáfrica) y se planteó una alianza de Venezuela
con ese grupo para consolidar un mundo multipolar;

- la solidaridad nacional entre los ciudadanos y los territorios; y
solidaridad latinoamericana;

- respeto de las naciones, que son entidades culturales esculpidas por
la historia y baluartes de los pueblos contra los imperialismos;

- el rechazo de la doctrina del neoliberalismo económico, y la
preferencia por una economía orientada por el Estado con vistas a un
desarrollo voluntarista y estructurante (con ambiciosos proyectos
públicos, nacionalización de los sectores estratégicos, soberanía
alimentaria, etc.);

- construir un ‘Estado de las misiones’ para responder más
directamente a las diversas demandas sociales del pueblo;

- avanzar hacia el arrinconamiento del capitalismo (la explotación de
una clase por otra) y la definición de un socialismo bolivariano y
humanista, en democracia y en libertad, que además de otorgar a los
trabajadores una protección social avanzada, los empodere dándoles
acceso tanto a las decisiones de la empresa como a los beneficios de la 
misma.

Uno de los objetivos primordiales del chavismo es reconciliar a los
venezolanos con la patria, hermanarlos y conseguir edificar un Estado
con mayor soberanía, mayor eficacia administrativa, mayor justicia y
mayor igualdad.

El chavismo reúne a hombres y mujeres de todos los orígenes políticos
en torno a un gran proyecto de ‘país potencia’ y a la acción
voluntarista de un líder. Para alcanzar los objetivos previstos, el
método del chavismo es el pragmatismo y el rechazo de los corsés
ideológicos. Sus dos principales ejes: unidad interna al servicio de
un ambicioso proyecto patriótico y social; e independencia y
proyección de una ‘Venezuela potencia’ en Latinoamérica y en el mundo.

El chavismo es por consiguiente un sistema de pensamiento, de voluntad
y de acción. Parte de los hechos y de las circunstancias; no actúa
predeterminado por una doctrina o una ideología. Voluntarismo contra
el fatalismo; acción contra la pasividad, contra el abandono y la renuncia.

Para Chávez, lo primero es Venezuela. Su actuar político consiste en
crear las condiciones para que la patria pueda dar lo mejor de sí
misma. Y esto sólo se consigue si el pueblo venezolano está unido en
torno a un proyecto de progreso social definido por un líder
carismático que lo propulsa hacia su gran ideal histórico.

El chavismo no sólo es una doctrina política original sino que es la
historia vivida y el pensamiento de un hombre excepcional que ha
marcado la sociedad venezolana hasta sus más profundas estructuras.

El pensamiento chavista tiene como bases ideológicas varias raíces que
se entremezclan entre sí para formar una nueva ideología progresista
venezolana. La cual se caracteriza por la ausencia de dogmatismos,
para diferenciarse de los experimentos socialistas fracasados en la
Europa del siglo XX. Por eso, para distinguirlo del que fue rechazado
por la clase obrera en Polonia en 1980, o del se derrumbó con el muro
de Berlín en 1989, o del que implosionó en 1991 con la caída de la
Unión Soviética, Chávez hablaba de « socialismo del siglo XXI ». Se
trata de un socialismo surgido en América Latina, que debe ajustarse a
nuestro tiempo, y por eso Chávez le añadió fundamentalmente: la
democracia participativa, el feminismo y el sentimiento ecologista.

Ese «socialismo del siglo XXI» se considera compatible con la
propiedad privada, aunque alienta otras formas socialistas y
solidarias de propiedad como la cooperativa y la cogestión. También se
declara compatible con el patriotismo y el nacionalismo económico.
Chávez no dudó en nacionalizar las grandes empresas de sectores
estratégicos en manos de capitales extranjeros, y colocó en el puesto
de mando de esas empresas desprivatizadas a venezolanos patriotas y
competentes.

El «socialismo del siglo XXI» es asimismo compatible con el
cristianismo social. Chávez hace suya la consigna de los sandinistas:
«Cristianismo y revolución, no hay contradicción». Partiendo del
postulado que la verdadera identidad del cristianismo es la que le
confiere la teología de la liberación. No en vano, Chávez afirmaba que
Jesucristo fue el primer socialista de la era moderna y que el ‘reino
de Dios » había que construirlo aquí en la Tierra.

De todo esto se deduce que el chavismo tiene vocación a ejercer
naturalmente, en Venezuela, una hegemonía. Por su capacidad a llevar
la dirección intelectual y moral de la sociedad. Y porque ha permitido
la recuperación política de una democracia en la que ahora participan
gobierno, Fuerza Armada y pueblo unidos en la expansión de los
derechos sociales y en la redistribución justa de las riquezas del país.


- Ignacio Ramonet es periodista español. Presidente del Consejo de
Administración y director de la redacción de Le Monde diplomatique en 
español.

tomado de:
https://www.alainet.org/es/articulo/191434



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