[Veneventos] Una rebelión ninguneada por Maria Landi
pedro gellert
pedrogellert at yahoo.com
Fri Oct 16 20:00:26 EDT 2015
URGENTE MANIFESTACIÓN MUNDIAL EN SOLIDARIDAD CON LOS PALESTINOS EN JERUSALEN
SABADO, 17 DE OCTUBRE, 16H
ANGEL DE INDEPENDENCIA, MEXICO, D.F.
evento de la página en FB:
https://www.facebook.com/events/640636229412010/
(Para invitar a tus amigos a la manifestación:
En la columna de la derecha, dice INVITAR A AMIGOS. Te salen
invitaciones individuales y algunas sugerencias, pero abajo de esa
lista, dice "Elegir de mi lista de amigos". Dar click ahi. Te vienen
los amigos registrados por clasificación en un menú de la izquierda,
selecciona la clasificación o los nombres que quieres y luego
"seleccionar todos")
página de FB de la Corsopal:
https://www.facebook.com/Palestina-M%C3%A9xico-Corsopal-584099111687883/
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Palestina
Una rebelión ninguneada
Que la causa palestina tiene mala prensa no es novedad. Por acción o
por omisión, los palestinos siempre pierden frente al relato sionista
dominante. Cuando su resistencia es pacífica se los ignora y olvida.
Cuando la opresión estalla en reacciones violentas, se presenta esa
violencia como la causa de la nueva crisis.
María Landi
Somos el único pueblo en el mundo al que se le exige garantizar la
seguridad de su ocupante, mientras Israel es el único país que
pretende defenderse de sus víctimas.
Hanan Ashrawi, legisladora palestina y miembro de la Olp.
Los jóvenes palestinos no salen a asesinar judíos por el hecho de ser
judíos, sino porque somos sus ocupantes, sus torturadores, sus
carceleros, los ladrones de su tierra y de su agua, los que destruyen
sus hogares, los que los expulsan al exilio, los que obstruyen su horizonte.
Amira Hass, periodista israelí.
Para los medios occidentales la historia empieza siempre con el primer
israelí agredido. La noticia inmediatamente da vuelta al orbe y los
adjetivos sobre el terrorismo palestino nunca el israelí se
multiplican profusamente. Antecedentes, causas y contexto brillan por
su ausencia, y se difunde el relato israelí en lugar de los hechos.
La periodista Amira Hass escribió en estos días: La guerra no empezó
el jueves pasado; no empieza con las víctimas judías ni termina cuando
no hay judíos asesinados. Los palestinos y palestinas están luchando
por su vida, en el pleno sentido de la palabra. Nosotros los judíos y
judías israelíes estamos luchando por nuestro privilegio como nación
de amos, en el más horrible sentido del término. (
) Que notemos que
hay una guerra en curso sólo cuando se asesina a personas judías no
elimina el hecho de que los palestinos están siendo asesinados todo el
tiempo, y que todo el tiempo hacemos todo lo que está en nuestro poder
para que su vida sea insoportable.
Esa lógica perversa tiene su origen en la habilidad del discurso
sionista para presentar a Israel como la víctima, y llega al paroxismo
surrealista en coyunturas como la del año pasado en Gaza, donde aun
después de que Israel bombardeó y asesinó a 2.200 personas (550 de
ellas menores de edad), los medios occidentales seguían culpando de la
masacre a los inofensivos cohetes de Hamas.
Quienes conocemos de cerca la intolerable realidad cotidiana de un
pueblo que vive sin absolutamente ningún derecho, a merced de la
violencia impune física y estructural del poder ocupante, sabemos,
como dijo el periodista Gideon Levy, que Hasta Mahatma Gandhi
comprendería las razones de este estallido de violencia palestina. (
)
La pregunta es por qué no estalla con mayor frecuencia.
Jugando con fuego
Razones para la actual ola de violencia que recorre Cisjordania
sobran. En particular en Jerusalén, donde las políticas brutales de
limpieza étnica dejan a la población palestina más vulnerable a las
expulsiones y demoliciones. Sin embargo, la principal causa del
estallido es un factor subjetivo poderoso: las reiteradas incursiones
y ataques vandálicos de colonos y policías israelíes a la mezquita de
Al Aqsa, que se suceden casi sin interrupción desde hace un año. Al
Aqsa es el principal sitio sagrado en Palestina (y el tercero para el
islam en el mundo), y es parte esencial de la identidad nacional
palestina, incluso para la población no musulmana (recordemos que allí
se inició en 2000 la anterior Intifada). Las autoridades israelíes, en
lugar de cuidar el delicado equilibrio de ese lugar tan sensible, han
estado permitiendo las incursiones y agresiones judías al tiempo que
prohíben a la población musulmana acceder a su lugar santo. Una se
pregunta qué harían los medios occidentales si en otro país las
autoridades prohibieran a la población judía entrar a su principal
sinagoga mientras dejaran que hordas musulmanas cometieran en ella
actos de vandalismo.
El activista palestino Jamal Juma (coordinador de la campaña contra el
muro) señaló que la diferencia más visible con las anteriores
Intifadas es el papel que ahora están jugando los colonos israelíes en
los ataques: La población colonial se ha convertido en una milicia
bien armada y organizada e ideológicamente motivada. Merodean por los
pueblos palestinos y atacan a sus habitantes en las calles e incluso
en sus hogares. Desde la horrenda acción de quemar vivo al joven
Mohammed Abu Jdeir en Jerusalén, hasta el reciente ataque incendiario
en el hogar de los Dawabsha (donde murieron tres de sus integrantes),
los colonos han perpetrado ataques terroristas contra los palestinos.
Israel apoya a esta milicia fanática para que lleve a cabo la parte
más sucia de la agresión y represión en Cisjordania.
Los medios occidentales son igualmente sordos a la constante
incitación a la violencia y al odio racial que practican los
dirigentes políticos israelíes. La única democracia de Oriente Medio
es un país donde los ministros exhortan a la población judía a salir a
la calle armada y matar a los árabes; donde el primer ministro pide al
procurador general que se autorice el uso de rifles de francotirador
contra los árabes que tiran piedras, y el parlamento vota leyes para
penar ese delito con 20 años de prisión (siempre y cuando sean
palestinos; los colonos judíos pueden tirar piedras con total
impunidad); y donde el Ejecutivo anuncia que los árabes con ciudadanía
israelí detenidos por actos terroristas no tendrán derecho a
defensoría pública y serán despojados de dicha ciudadanía.
Un país donde el Estado reduce a escombros las viviendas de los
palestinos acusados de actos terroristas, castigando colectivamente
a una familia entera (siempre numerosa y llena de niños), pero deja
impunes los crímenes cometidos por los colonos judíos (hasta hoy no
se ha encontrado a los culpables de quemar viva a la familia Dawabsha
en julio pasado).
¿La Intifada de los cuchillos?
La actual revuelta está protagonizada por adolescentes y jóvenes y no
tiene dirección organizada (al margen incluso de los dos grandes
partidos, Fatah y Hamas). La juventud se ha levantado por encima de
divisiones políticas y geográficas, sin esperar el acuerdo de unidad
que los partidos fracasaron en alcanzar. Además de la lluvia de
piedras, el arma novedosa que algunos solitarios están empleando es
el cuchillo. Los jóvenes atacan sabiendo que serán inmediatamente
ejecutados por la policía.
Quienes salen a apuñalar no son inadaptados sociales o violentos. Su
conducta suicida es el acto desesperado de quien ha perdido toda
esperanza, no tiene a quién recurrir para reclamar el más elemental de
sus derechos y siente que no hay horizonte ni líderes a quienes seguir
en la lucha de liberación. Es la generación que creció a la luz de la
farsa de Oslo y su proceso de paz, viendo cómo cada día los israelíes
avanzaban en el despojo sistemático, mientras los dirigentes corruptos
se construían mansiones cerca de donde brotaban nuevas colonias en
tierras robadas. Lo resumió la parlamentaria palestina Hanin Zoabi:
Los apuñalamientos que vemos todos los días son expresión individual
del sentimiento de frustración y desesperanza. Los ataques cesarán
cuando los jóvenes encuentren colectivamente una forma mejor de resistir.
Los cuchillos son reales, pero también imaginarios. En la demencia que
se ha apoderado de la sociedad israelí cualquier persona palestina
puede ser abatida simplemente porque a alguien le pareció que portaba
un arma o representaba una amenaza, o por puro odio racista (choferes,
periodistas y comerciantes han sido agredidos por ser árabes). Incluso
dos israelíes fueron apuñalados porque sus compatriotas los
confundieron con árabes. La ejecución extrajudicial se ha vuelto el
modus operandi para neutralizar el peligro árabe, mientras los
israelíes que cometen actos similares son eficazmente desarmados por
las fuerzas del orden.
En contraste con la hipérbole mediática sobre la violencia palestina,
los videos que circulan por las redes sociales muestran la otra cara
de lo que está pasando en las calles: soldados que ametrallan a una
palestina de 18 años en un checkpoint de Hebrón después de gritarle
órdenes en hebreo que ella no entendía; policías que matan a un joven
desarmado de 19 cuando huía de una horda enardecida, sólo porque los
perseguidores gritan que intentó apuñalar a alguien y piden que lo
maten; una mujer que es abatida en una estación de buses mientras
levanta los brazos mostrando que no está armada; un chico de 12 años
desangrándose en la calle, muerto de terror, mientras los transeúntes
le gritan: ¡Muere, hijo de puta! (el día después de que su primo fue
asesinado por un conductor israelí que deliberadamente le pasó por
arriba); otra joven que es asesinada porque reaccionó con violencia
cuando un colono judío quiso arrancarle la hijab.
Futuro incierto
En la primera quincena de octubre ya van nueve personas israelíes y 30
palestinas asesinadas y miles heridas, algunas de gravedad. De las
30, 11 cometieron hechos de violencia y nueve fueron muertas en Gaza:
siete por francotiradores cuando protestaban pacíficamente cerca de la
valla de seguridad, y una mujer embarazada y su hijita de 2 años
cuando un misil israelí destruyó su casa.
No se sabe aún el alcance, duración u orientación que tendrá el
alzamiento espontáneo que recorre Cisjordania. Parece claro, no
obstante, que marca el final de un ciclo tras 20 años de fracasos: el
del proceso de paz iniciado con los Acuerdos de Oslo y llevado
adelante por la deslegitimada Anp. Esta Intifada parece ser también
contra ella, que nunca ha dejado de cooperar con Israel para quebrar
cualquier atisbo de resistencia armada, empleando para ese fin las
fuerzas de seguridad palestinas (las únicas que hoy constituyen en
Cisjordania una fuerza armada organizada y que jamás se han enfrentado
a las israelíes).
La sociedad palestina hoy está fragmentada, oprimida y asfixiada como
nunca por el gobierno más fascista que ha tenido Israel en toda su
historia, y traicionada por dirigentes que hicieron de colaborar con
el ocupante su modus vivendi. Si hay una esperanza, está en el
creciente movimiento nacional y global de Boicot, Desinversión y
Sanciones (Bds), al que adhieren casi 200 organizaciones de la
sociedad civil palestina.
Estos días el Bds ha lanzado un llamado a la acción para que la
solidaridad con la causa palestina se exprese a través de medidas
efectivas que contribuyan al aislamiento internacional de Israel. Por
otro lado, el pueblo palestino tiene un arma poderosa que todavía no
ha empleado: una campaña masiva de boicot dentro del territorio
palestino que tendría sin duda un alto costo para una población que
depende totalmente de los productos y la moneda israelíes podría
tener un efecto devastador para la economía israelí, considerando que
el palestino es su segundo mercado. El tiempo dirá si la sociedad
palestina es capaz de asumir el desafío.
Por su parte, Jamal Juma afirma: Todo el contexto político, social y
económico está preparando a la población palestina para este
levantamiento. (
) Los jóvenes son los protagonistas en esta rebelión.
Con cada oleada de protestas están construyendo nuevas estructuras de
base de la resistencia. (
) La pregunta correcta no es si se producirá
una tercera Intifada, sino si será lo suficientemente fuerte para que
dure. El factor decisivo es el proyecto colonial de asentamientos de
Israel. Incluso en ausencia de un liderazgo palestino eficaz, si los
colonos y su Estado continúan atacando al pueblo palestino, más
temprano que tarde veremos el surgimiento de una Intifada total
construida sobre la organización popular.
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Carta desde la prisión
Paciencia palestina
Nos pidieron que fuéramos pacientes y lo fuimos, ofreciendo una
oportunidad tras otra de alcanzar un acuerdo de paz. Quizá sea útil
recordar al mundo que nuestras privaciones, el exilio, las expulsiones
forzadas y la opresión han durado casi 70 años. Somos el único asunto
que perdura en la agenda de la Onu desde su fundación. Nos dijeron que
si recurríamos a medios pacíficos y a canales diplomáticos
recibiríamos el apoyo de la comunidad internacional para poner fin a
la ocupación. Y sin embargo, la comunidad internacional ha sido
incapaz de poner en marcha una estructura internacional para aplicar
el derecho internacional y las resoluciones de la Onu, ni de aplicar
medidas efectivas que hagan posible la rendición de cuentas, incluidos
el boicot, el retiro de inversiones y las sanciones, que jugaron un
papel clave para poner fin al régimen de apartheid en Sudáfrica.
Me uní a la lucha por la independencia palestina hace 40 años y fui
encarcelado por primera vez con 15 años. Eso no me impidió reclamar la
paz a partir del derecho internacional y las resoluciones de la Onu.
Pero he visto a Israel, la potencia ocupante, destruir de forma
metódica esta posibilidad año tras año. He pasado 20 años de mi vida
en cárceles israelíes, incluidos los últimos 13 años, y todo este
tiempo me ha convencido de esta verdad inalterable: el último día de
ocupación será el primer día de paz. Aquellos que buscan lo segundo
necesitan actuar para que pueda producirse lo primero.
(Fragmento de la carta enviada desde la cárcel por el preso político
Marwan Barghuti.)
tomado de:
Brecha, Montevideo, 16-10-2015
http://brecha.com.uy/
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